Es difícil hacer como propio algo que -pudiendo hablar o divagar sobre ello- no compete ningunas conclusiones, o, quizás, mera competitividad dialectal, discernir sobre unos conceptos o acontecimientos no pudiendo añadir ninguna parte de creatividad al asunto a redactar, -cual comentario de texto-, ningún ápice que pueda diferenciar nuestro texto (o ensayo) de forma y contexto o resolución lógica, tanto cómica como correcta, que provoque cierta indiferencia o se pueda calificar ya.
Sobran las presentaciones.
- Quien no haya puesto el nombre ya que lo ponga. -a lo que añade por lo vajini- No se vaya a olvidar su identidad...
Se pueden hacer exámenes tipo: Guion de película. Historias. Es otra forma de contar, y no mediante metáforas visuales, escritas, literarias... en papel.
¿Por qué no puede ser un llamamiento al pensar o divagar sobre el pensamiento suficiente conclusión? ¿Podemos estar de acuerdos todo en algo? ¿Sí, no? ¿Algo? Quién sabe.
Hace falta valor para poner los exámenes así. Y recogerlos de la misma forma... con el mismo nombre. Una y otra vez.
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