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viernes, 22 de noviembre de 2013

Esperando a ser felices: en una sociedad libre.

"Nadie tiene una etiqueta que defina nuestra orientación en la vida y el amor, porque no la hay realmente... aunque haría las cosas más fáciles." Aaron J. Martin


Vivimos continuamente en una espera de pequeñas satisfacciones que no acoplamos a un conjunto de felicidad. Estamos contentos o estamos alegres, pero no sentimos muchas veces lo que es la felicidad en sí, la satisfacción que es hacer lo que uno quiera y le guste o se le de bien...

 A mi por ejemplo se me da bien estar solo, es algo que disfruto, y todos estamos solos la mayor parte del tiempo. Pero cuando pasas tanto tiempo sin necesitar a alguien sientes una enorme falta de cariño que ni el solo contacto humano podría solventar. Pero esa es una búsqueda que no hay que dejar atrás,  ni por todo aquello que nos llena en soledad. Si dejas de buscar, acabas acostumbrándote a estar solo, a disfrutar de tus pensamientos mientras procuras no caer en depresión y acabar poco a poco muerto o con muchos gatos. Y por eso, por una u otra, estamos siempre esperando a ser felices, aunque tengas pareja, da igual, puede dejar de llenarte igual. Y estaremos buscando insatisfechos por esa ansia de vivir y de encontrar una curva divisoria contenida de felicidad que dure en el tiempo y podamos alargar o prolongar lo lo que quisiéramos para ser feliz, juntos o separados, pero sin la necesidad de que todo acabe antes de empezar. 


Una vez leí que si te conectasen, como hicieron en un experimento con ratas de laboratorio, un cable directo al cerebro que estimulase (El núcleo accumbens [si mis investigaciones propias no están equivocadas] un desencadenante de dopamina) lo que sería el centro del placer y tuviéramos un botón para activarlo cuando quisiéramos... moriríamos de hambre o de sed, pero felices, aunque con alguna falta de racionalidad ya que SOLO buscar el placer de por sí no es siempre lo más encomiable ya que necesitamos de recompensas de algo que hayamos hecho bien para merecerlas. Contrariamente, cuando haces algo mal, hoy, educativamente, debería ser motivo de castigo, pero ¿qué está hoy en día mal?

Un ejemplo sería quien persigue el sexo como una forma de felicidad, de satisfacerse con el placer de alguien, pero no es sino 
con una pareja estable con quien obtiene esa felicidad racional instintiva con la que asentarse en familia por encima de que no sepamos conscientemente que todo empieza y acaba por y con el sexo.

 Si fuéramos, como está buscando la sociedad ahora, la
 forma más natural de ser libres en todos estos aspectos, si no tuviéramos que hacer el amor a escondidas y con la luz apagada y pudiéramos besarnos más a la luz del día, lo haríamos mucho más, seríamos más felices, satisfechos y la industria tan poderosa oculta del sexo se vería mermada por la simple y llana naturaleza del instintivo animal que es también la especie humana.
Merecerlo o no, replantearse si está bien o mal, no sería lo apropiado para una sociedad avanzada que busca el placer individual en las manos del otro. Al “estilo europeo” como algunos dicen, folla y pregunta después. No será por los medios (internet) y la seguridad que hay hoy en día (protección), ya que lo que realmente falta (y pedimos involuntariamente) es una revolución sexual. Las mujeres lo piden más, los hombres... bueno, los hombres lo necesitan a diario. Pero está claro que quien se merece una revolución es la mujer, ligada a la igualdad que se cuece aún a fuego lento... ya que si fuera por cualidades, trabajo y capacidad muchas cosas estarían al revés.

Se está creando y se creará también una jerarquización social entorno a “centros” o comunas como pisos compartidos y residentes de alrededor, donde el macho alfa sería quien pudiera proporcionar más de ese pequeño chute de dopamina duradera en un entorno aceptado. Tendríamos que ser de mente libre y abierta para aceptar y entender esta práctica de lo más corriente en la naturaleza. Pero, ¿estamos preparados?
Se dice que somos una especie monógama, como otras también en la naturaleza, pero el hombre no es tan simple ya que consta de pilares culturales y una estructura social que envidiaría la naturaleza propia tan tranquila de los bonobos que respecto a las libertades del sexo están por encima de El hombre (el ser humano) que vive preocupado por avanzar, escalar los pilares del conocimiento, libertades, derechos superponiendo y satisfaciendo sus necesidades -que son cada vez más claras como precisas- por encima de otro como si esa fuera de hacer las cosas. Y no sé si se habrá hecho un estudio, pero estoy casi seguro que vamos hoy en día más “directo al grano”, sea para aprovecharos de alguien o porque queremos estar juntos.


 Pero está bien eso de enamorarse hasta más no poder, cada uno sabe cuando la oxitocina deja de estar presente en todos, es la diosa del amor  a la que agradecerle tantos bellos poemas como composiciones creativas varias la que decide si seguir o no. Toda una persona entregada al deseo por conseguir con alguien idealizado ese sentimiento placentero mutuo... y es algo que -no lo digo yo- se consigue también con el sexo. Biológicamente el hombre regula sus niveles de testosterona con la mujer entre una especie de intercambios hormonáles además del -según la prolongación continuada- conocimiento compartido y el aprendizaje mutuo que nos cambia y, en cierta manera nos mejora y equilibra a las personas. Por eso no es extraño luego que los polos opuestos se atraigan.

La cuestión que no me deja dormir por las noches, cuando a veces no visito ciertas páginas libres de prejuicios, es que aún estamos cerrados a la idea de la libertad cuando internet nos ha dado ese empujoncito de acercamiento necesario para aceptar y entender, o por lo menos conocer, todas las filias e impulsos sexuales que nos vienen privando desde que tenemos conocimiento y no será por compatibilidad ni falta de posibilidades, además de la localización cercana junto a nuestro sujeto de deseo sino por falta de complicidad que tampoco hay por internet cuando conoces a extraños.


Y yo lo comparo, porque no tengo otro ejemplo 
mejor, con el hombre buscando su “presa de amor”, buscando por todos los rincones su pareja ideal anidando en otras que reconoce que no sería más que un juego del que puede haber tardado en darse cuenta que no quería entrar y, bueno, del que ambos terminan por salir. Por que no todos pueden aceptar el amor, pero sí cualquiera puede aceptar las bases del sexo.
Y si bien la hembra tiene fama de ser más dominante y posesiva, no es así. Hay estudios que corroboran que las mujeres son más infieles de hecho. Aunque yo eso es algo que siempre he sabido en el fondo como cuando esa chica que me gustaba del instituto no ha dejaba de tener novios y ninguno eran yo, pero bueno. El apego a una pareja potencialmente compatible con nuestros intereses, atractivo físico y sexual nos proporciona la estabilidad y seguridad que todo ser humano necesita en pos de su felicidad y cuando empieza a desconfiar por celos o cualquier motivo es porque está empezando a reconocer que esa felicidad es pasajera. Pero eso es algo que no tendría necesariamente porqué ser así en una sociedad libre.

Pero cuando encuentras a ESA pareja, a esa persona especial que te proporciona la felicidad que compartirías toda una vida aunque así lo creyeras nublado por cualquier único deseo inconsciente de crear una familia y tener hijos, no tiene porqué haber nada que no se quiera hacer en conjunto que estropee la relación feliz del momento. Y con una abierta y sincera comunicación siempre encontraremos a ese “roto para un descosido” que hay en el mundo para cada uno, en cada momento de la vida ya que hay gente de sobra y suficientemente variada, solo que -por una o por otra- hay que saberse encontrar.

2 comentarios:

  1. Desconocía esta faceta de vos (como filósofo).
    Este escrito filosófico conlleva razonamiento bien definidos (independientemente de estar o no de acuerdo ) y con unos pensamientos claros y delimitados.
    Don.

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