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lunes, 14 de septiembre de 2015

Educados saludos y revolucionarias noches.

Me hace gracia la pasión con la que adoramos la publicidad para darle más importancia al producto que al resultado. Como si el resultado no pudiera ser otro producto.

¿Qué pasa con esa búsqueda de la creatividad del ser por ser? ¿Estamos igualando a los alumnos entre sí mediante pruebas, o el verdadero examen es lo que se puede analizar de ellos?
Hay que conocerse uno mismo, decía Sócrates, lo primero para poder desarrollar desde dentro.
El problema viene cuando la castrativa educación se impele ante el ser humano, en lugar de estar coordinados todos en un conjunto con el que proyectar unos proyectos y llegarlos a hacer.

Desde las fases en las que la educación artística va desapareciendo hasta convertirse en meros proyectiles subliminales de que se da algún arte, pierde importancia la creatividad en las aulas a pesar de ser dicha capacidad mental que resuelve mayores problemas que la ausencia o falta de memoria en ciertas cosas y asignaturas.

Parece que tiene que salir del alumno ir a contracorriente y revolucionarse frente al sistema educativo para no acabar pagando por las carreras que te pida el gobierno que tienes que hacer.

Las medias tintas, verdades a medias y mentiras del sistema educativo -sin centrarnos ya en si es religioso o no- no facilitan un aprendizaje interno ni natural con el medio y el entorno natural de las aulas de hoy en día. Es más, les han ido enseñando a los niños a memorizar y ahora les dan aparatos que pueden memorizar por ellos.

La cadena de favores desde los más altos puestos y escalafones que rigen la sociedad lleva una irónica modernización de productos que vender como un impuesto más (de tecnología en este caso) para brindar al niño de lo que se le exige... o para eximir a alguno de su falta de memoria con solo dos clicks.
En cualquier caso, se podría seguir en un proceso de orden lógico, lo siguiente que nos venderán -a falta de que instrumentos tecnológicos adecuados podrían servir acorde con ciertas necesidades (como escribir por uno mediante la voz o "dictado" digital, transcribir escritos detectando el tipo de letra que tengamos, etc.) que no interesaría sacar sin trabas al mercado para no facilitar el transporte de información y acelerar trabajo de la clase trabajadora- sería una mezcla del desarrollo exitoso de las capacidades de dibujo (por ejemplo) para ser exportados mediante algoritmos a través de una pantalla mediante la cual poder escribir con un boli electrónico o no.

No sé cortan. Y ya es vox pupuli aquel que en lugar de llamar a las cosas por su nombre las llama por su marca.

¿A quién iba a interesar crear o hacer un poco más de incapié en ayudar a comunicar a los chavales de verdad en su entorno físico y no virtual? ¿Qué se podría ganar con desarrollar una mayor inteligencia natural y cinestética con la gente y los instrumentos, los sentidos y los sentimientos? ¿Frenar el consumismo? No sé. Quizá si la gente no estuviera tan empoltronada en sí misma sería capaz de ver con quién quiere estar realmente, porque luego, por más que hallamos dado con la tecnología adecuada para acercarnos, estamos tan viciados a la alienación de la propia identidad del ser que no somos capaces de reconocernos a nosotros mismos ni en los demás.

Luego el problema es de una inestable familia, o de una conducta irracional, enfermedades mentales o cualquier desequilibrio en su base racional que haga saltar las alarmas para poner las mayores trabas a quienes tienen problemas o dificultades con algo, en lugar de alentar aquellas otras aptitudes capaces de llevarles a algo más que a simples aprobados materiales que -válgame la carrera- utilizan solo para poder copiar tesis doctorales indignas de cualquier otro genio superdotado, o de algún alumno creativamente aplicado castrado a destiempo.

Se vive una educastración desde que creemos que podemos hacerles manipular el uso de razón mediante lo que le servimos hasta por la tele, sin que nos paremos un segundo a pensar en qué es lo que querría realmente el niño, qué necesita, o qué será mejor para el futuro de todos, ya que a la larga seguiremos aquí conviviendo con nuestros mayores y responsables mucho tiempo.

No hay herramientas para dar a conocer pensamientos que no lleven más de un siglo enterrados, anticuados, muertos. Todo lo que tienen ahora está en sus teléfonos móviles, y no en la capacidad de un sistema de no implantar, sino delegar ciertas aptitudes en gente que no es responsable.
Y no sabemos cómo ofrecer medios que parece que se escapan de nuestro alcance ya no por una falta de comunicación coherente y racional, sino por una falta de principios.

Me despido como alguna vez he dicho: "Si los niños gobernasen, tendríamos un mejor mundo."

A ver si enseñamos más historia -de todo tipo, no solo la "victoriana" (la vencedora, quiero decir, como el Imperio Romano)-, arte y cultura (gratuita, tanto contemporánea como actual), educación sexual y amor (porque en el fondo creemos que hacemos lo que hacemos por amor hasta el sexo, no "fiestas" y degradación del sexo al mero placer) y ofrecemos alternativas para formar a personas, y no ordenadores parlantes sociales en movimiento junto a sus adueñados cerebros.

domingo, 6 de septiembre de 2015

La época civilizada que nos ha tocado vivir...

Nos ha tocado vivir una mala época. No época, sino siglo, una mala sociedad... civilización, en comparación con otras más arcaicas.
Griegos, romanos y hasta arameos o mayas tenían templas de baños públicos. No tendrían internet, pero algo parecido a una sauna de gente anónima o de la calle.

sábado, 5 de septiembre de 2015

Cadena perpetua robot

¿Qué sentido tiene la cadena perpetua para un ente o vida que estará más tiempo aquí que todos nosotros? ¿Tendría algún sentido condenar robots? Robos sí, pero no máquinas automatizadas por el hombre. Debería ser el propio hombre encarcelado por sus actos... más como pregunta, como interrogante abierto so el "de por vida" consta de mantener a alguien alejado de la libertad en la sociedad para siempre, podría no ser la alternativa mejor a la pena de muerte (aún así hay centros carcelarios con mejores recursos y estudios, principalmente en el norte de Europa, que envidiarían a cualquier ciudadano de a pie... del sur) sin embargo, dejar a un hombre que debe tratarse psicológicamente sin tratamiento durante años, alejado de necesidades biológicas y de urgencias médicas únicamente paliadas con drogas de dudosa procedencia, no sería lo más apropiado ni dejar sueltos a asesinos, ni reinsertar en una sociedad que los desprecia, o que estos desprecian.
Se dice mucho de convertir centros penitenciarios en centros psiquiátricos, cuando para algunos políticos soviéticos sería hacerlo al revés, no parece absurdo para aquellos casos en los que los problemas mentales estuvieran a la orden del día a día del acusado, culpable, o imputado, pero es quizás un error también pensar en no criminalizar ni culpar a estas falsas víctimas por una mala herencia o problema disociativo mental no tratado a lo largo desde -seguramente- la adolescencia hasta el periodo de madurez y disociación con la realidad. Esto es que quizá aquello que debería convertirse en un centro de reinserción social sea el propio colegio, o sistema educativo, quien debiera quizá hacerse cargo también de altercados fuera de lo común dentro de una institución académica. Y no estamos hablando de crear un sistema penitente en uno carcelario, aunque casi sean lo mismo, no conozco la posibilidad fuera de residencias universitarias de que alumnado y profesorado o gran parte de un equipo de profesionales educativos se queden a compartir día y noche cual más burda cárcel para niños.
Si ya pensamos en el principio de la educación como un método al fin y al cabo carcelario, porque no hacen otra cosa que acallar revueltas y castigar el comportamiento individual, ¿no debería existir también un medio o camino -ya no de recompensas- sino de conexión con el mundo a través del arte por el que expresarse y salir así de una espiral de fracasos escolarizados continuos por falta de éste desarrollo desde una temprana edad que va perdiéndose del paso de la enseñanza primaria a la secundaria? Igual que todo lo que necesitas aprender lo aprendiste en el parvulario, desde lo bueno hasta lo malo, ¿dónde converge el error de no castigar al culpable sino de victimizarlo y dónde acaba la víctima sino es más que otro culpable dentro del mismo sistema?
Ya he hablado muchas veces de dejar de robotizar al niño, alumnado, que tenemos dentro... de las escuelas, por esto quiero hacer ver que el error de todo sistema, incluido el judicial -que por cierto sigue yendo a pasos agigantadamente pequeños debido a la falta de administración ofimática- hasta el  jurídico -lo mismo, falta siempre de medios-, y por no hablar del futuro del sistema penitenciario. Irónicamente está condenado. Desde la absolución de la corrupción por tráfico o movimiento de influencias a "creación" de dinero -no me miren a mi, es cosa de los bancos- hasta la caducidad de muchos procesos que se pierden entre pilas de papeles cuando aún en las escuelas -o algunas asignaturas- castigan utilizar aparatos electrónicos.
La ironía real de todo esto es la filosofía absurda que mantengo siempre: si fuésemos administrados, juzgados y castigados por los niños todo esto no pasaría. Y parece al final que el sistema judicial sea de risa casi tanto como pensar en la cadena perpetua que se le podría o no aplicar a un robot. "¡Absuelto!"